Existen muchos mitos acerca de la posición de los géneros dentro de la sociedad, muchos aseguran hasta la actualidad, aunque con cierta duda, que es el varón quien determina la dirección de la vida. Sin embargo, la mujer ha ganado mucho terreno no sólo con su ingreso al desarrollo educativo y profesional, sino que mantiene aún el centro del círculo más importante del desarrollo social del ser humano, la familia.
Los seres humanos, al ser seres sociales, nos diferenciamos de los demás animales, entonces podemos decir que lo más importante que tenemos es la capacidad para desarrollar nuestra inteligencia social. Aquella persona que logra desarrollar esta capacidad tendrá poder, porque llegará a conectarse con todo tipo de racionalidades, sin problema alguno. Ello significa, en términos comunicativos, que podrá sostener una comunicación con cualquiera.
La pregunta es ¿Qué genero logra hacer eso? ¿El varón o la mujer? Existen numerosos libros que presentan las diferencias entre los géneros: acerca de sus comportamientos, gustos, habilidades, etc. sin embargo, ¿medir la inteligencia social, dentro del círculo familiar, es sencillo, como se piensa?
Dentro de la capacidad de dicha inteligencia está la de transmitir y reconocer estados anímicos por vías neuronales conectadas entre el cerebro emocional y racional, Goleman llama a estas complejas vías ubicadas en todo el cerebro, cerebro social. Ahora, la función que tienen las neuronas espejo es reconocer, para emular en uno mismo, la emoción ajena -aunque no es la única función de este tipo de neuronas-, esta información pasa por un proceso inconsciente y consciente, para luego ser expresado mediante las emociones.
Entonces toda persona inteligente y capaz de transmitir sus emociones, a los seres que comparten su contexto, es aquella que tiene concentrado el poder dentro del mismo. Es decir, casi todos tenemos la capacidad para detectar emociones ajenas, excepto psicópatas y autistas, sin embargo sólo los más inteligentes y poderosos pueden contagiar sus emociones e imponerlas al resto sobre las propias.
Volviendo al tema del acápite primero, dentro de una familia, quién es la persona que, mediante su humor, destruye o revive una emoción entre los miembros de la misma... ¿No es la mujer? ¿Cuándo se arruina la noche? ¿Cuándo el varón está molesto o cuándo la mujer está molesta? ¿Quién contagia más a quién? Cual sea su respuesta, esa persona tiene el poder en la relación. Aunque adelantando la respuesta, es la mujer. Puesto que desde pequeñas, dentro de nuestra cultura, son entrenadas para saber manejar y desarrollar su inteligencia social, ya sea por medio de juegos de roles, expresar oralmente lo que sienten, etc.
Es un buen ejercicio para detectar y hacer consciente lo que uno siente, el hecho de hablar acerca de lo que está sintiendo alivia, porque entrena al cerebro a reacciona tal cual como si se tomará una pastilla para ello, por tal motivo existe la psicoterapia y ahora la comunicología, que debe ser parte de la medicina como lo es ahora la psicología, pero ése es otro tema.
Entonces, hay que seguir evaluando la posición de los roles en la familia, y reforzar ciertas capacidades para que las funciones de los miembros de la sociedad sea prodigiosa; la ignorancia ya no es permitida, es cierto que aún no se rebajan los impuestos a los libros, cosa que alguien debería hacer, pero gracias a la tecnología existe la internet, y el intercambio de información abierto y libre. Seamos una mejor sociedad, y entrenemos a los niños -varones y mujeres- a ser más inteligentes, socialmente hablando.
Finalmente, uno se da cuenta que transmite las emociones y destruye o mejora el ambiente, algunos son conscientes y otros semi conscientes, pero todos nos damos cuenta de ello, no hay que abusar de esa habilidad sino enseñarla y utilizarla para buenos fines.
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