Reciclaje neuronal: el cerebro que aprende a leer

La compleja función de las redes neuronales encargadas de procesar y transformar las palabras escritas a sonidos, se debe tener en cuenta en los métodos de enseñanza a nivel primario. Stanislas Dehaene, matemático, psicólogo cognitivo y reconocido experto en el estudio de las bases cerebrales de las principales operaciones intelectuales humanas, presenta en su libro denominado EL CEREBRO LECTOR (libro recomendado), la importancia que tiene -destacada entre otras- una zona particular denominada por el autor como “la caja de letras del cerebro”, ubicada en una pequeña región del límite temporo-occipital del hemisferio izquierdo.

Explica el científico, dicha región tiene un rol central en la lectura, puesto que se estimula exclusivamente ante palabras escritas. Dehaene considera que esta región sirve como nexo entre el análisis visual temprano y el resto del sistema del lenguaje. Es decir, analiza de manera selectiva la presencia de letras en las imágenes percibidas por las regiones primarias dedicadas a la visión, y envía dicha información a otras áreas del cerebro para ser transformadas en sonido y significado.


Explica que este proceso es producto del “reciclaje neuronal”, que simplemente es el nuevo uso de ciertas redes nerviosas heredadas de la evolución. En este caso particular, la rápida identificación de señales dejadas por los depredadores en un mundo donde sobrevive el más fuerte. “Aprender a leer implica la búsqueda de un ‘nicho neuronal apropiado para las palabras escritas en el mosaico de áreas corticales para la percepción de caras, objetos o colores”, manifiesta el autor.

Son tres los pasos los que el cerebro lector debe seguir para aprender a leer; identificar los fonemas, asociar las letras a los sonidos y establecer una ruta neuronal para automatizar la acción.

Dehaene realiza una crítica al enfoque del lenguaje integral, el cual considera que el niño debe aprender a leer a través de la identificación de las formas de las palabras y asociaciones directas entre la palabra escrita u oraciones con sus correspondientes significados. Es decir, aprender a leer por la idea esencial de la palabra y no por la decodificación y unión entre fonemas.

Reconoce la importancia que tiene el aprender a identificar cada grafema con su fonema respectivo de manera individual para la posterior construcción del sentido, esta forma es lenta pero asegura un correcto aprendizaje de la lectura.

La caja de letras ubicada en la región temporo-occipital izquierda -antes mencionada-, aparece una vez que la persona automatiza la acción de asociar palabras con sonidos al decodificar la imagen que capta la corteza visual primaria en 100 milisegundos. La acción neuronal de la caja de letras actúa en 150 a 200 milisegundos, asegura el autor. Asimismo, considera que existe una invariabilidad al reconocer las palabras en mayúsculas o minúsculas, lo que sí influye en la velocidad de identificación de palabras, es la distancia que existe entre ellas.
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