El todopoderoso DINERO y su amigo PODER

Todos las  personas que son participes del proceso comunicativo, y como seres humanos, llevan consigo una carga subjetiva inmensa en su ser, al intentar asociar sensaciones -que son productos conscientes e inconscientes de los estímulos del ambiente- con signos lingüísticos, podemos darnos cuenta lo difícil que es transformar en palabras los sentimientos, emociones o pensamientos. 

¿En qué se puede transformar dicha carga subjetiva? En mentiras, hipocresía, metáforas, opiniones, pensamientos vagos, espontaneidad, errores, aciertos, ironías, intenciones; en muestras de alegría, tristeza, melancolía, frustración, miedo, sorpresa, ira, etc. 

Con eso, reconocemos que lo que parece muy simple, en un acto comunicativo, demanda una alta complejidad, es todo un proceso mental que trasciende lo abstracto irreconocible que debe ser identificado, expresado y compartido. Es decir, transformar una sensación en algo racional.

A veces nos gusta pensar que el orador más hábil es el más perito comunicador. Lamentablemente, eso es un mito. Las habilidades y capacidades lingüísticas son importantes en el proceso de verbalización de pensamientos, pero no son garantía de conexión ni de entendimiento. Nadie se escapa del proceso de crítica por parte del destinatario, en caso sea la intención el llegar a un entendimiento. Digo esto, porque no todos desean llegar a un entendimiento sobre algo. Es decir, cuando una persona X desea que una persona Y haga algo, y punto; sin preguntas ni oposición, recurren a otras estrategias que se encuentran fuera del proceso comunicativo. 

A algunos se le puede venir a la mente una persona autoritaria, pero no es el único caso. Dentro de la situación donde uno manda y otro obedece, sin replicar, se reconoce que el factor "anti entendimiento" es el poder. Cuando una relación se basa en el poder de uno sobre otro, no es necesario el entendimiento: "¿Para qué? Si ya tengo el poder".
Otra situación se da dentro de los contextos de negocio: "Tú haces lo que te pido, porque para eso te pago". Tampoco es necesario llegar a un entendimiento con el empleado, porque éste recibe un sueldo por obedecer, en este caso no solo es el poder el factor principal, también el dinero.

Lamentablemente, estos dos factores "anti entendimiento" son los que más priman en las familias.  Algunos padres autoritarios ordenan qué es lo que debe hacer el hijo con su vida, utilizando el castigo como medida de control. Mientras que otros, peor aun, usan el dinero para convencer; los hijos hacen lo que los padres desean, porque son recompensados con dinero o adquisiciones. 

En ninguno de estos casos existe un entendimiento o una comprensión del porqué de la situación. La labor comunicativa es importante para las relaciones humanas, porque sin la práctica de la misma, no hay relación sana y próspera. En el caso de la familia, ¿dónde queda la labor del educador? y en el caso de la empresa ¿Dónde queda el lado humano?

Existe demasiada confusión respecto al tema de la comunicación, porque es vista como un instrumento para llegar a algo u obtener algo. La comunicación no es exclusivamente palabras, es la nomenclatura de un conjunto de actos orientados hacia un entendimiento. Aquella acción que responde a una lógica y se realiza utilizando un conocimiento adquirido y tiene "éxito", porque consigue lo deseado -que es lo que predomina en la sociedad- se llama "racionalidad cognitivo instrumental". Es decir un pensar lógico, estructurado, que se basa en el uso del conocimiento como instrumento para llegar a algo y satisfacer una necesidad.

Existe una racionalidad comunicativa, que tiene como único fin llegar a un entendimiento. Y esa manera de razonar, la que no es muy común, demanda demasiado esfuerzo, por tal motivo no se aplica en la sociedad, no sorprende que la mayoría tome a la comunicación como algo secundario o, peor aun, fácil de alcanzar.
Cuando ingresamos a un contexto donde es necesaria la comunicación decimos cosas como estas:
- "¡Que flojera mejor le pago para que lo haga!"
- "¿Por qué tendría que llegar a un acuerdo con mi hijo, ¡si yo soy su papá!? ¡El tiene que hacer lo que yo le diga!"
- "¿Para qué hablas tanto?, sólo dale su dinero...".
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Mensaje de OVO

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