Las mentiras, que son parte de la conducta del ser humano, se manifiestan cuando uno se encuentra bajo la influencia de algún estímulo aversivo o de deprivación; su fin es brindar una respuesta satisfactoria para el oyente, quien debe reforzarla para eliminar dicho estímulo.
Los estudios acerca de la mentira y sus indicios -que tienen base conductista- han descubierto algunos patrones que son identificables en el discurso del mentiroso(a).
Es curiosa la visión que se tiene sobre el futuro de la mentira, el psicólogo norteamericano Paul Ekman habla sobre una mutación o perfección de la misma, una vez que los indicios sean de dominio público. La lógica es que entre más dificultad encuentre el mentiroso para perpetuar su mentira, más esfuerzo y dedicación le brindará; obviamente, no buscará nuevas técnicas.
Ekman estudió toda clase de técnicas, desde las más ineficientes hasta las más efectivas, aplicadas en los interrogatorios policiales, incluyendo el polígrafo. Critica mucho el uso de este último, porque mide el pulso del interrogado, quien, sin ser culpable, puede mostrar los mismo indicios que un culpable, por el simple hecho de que lo acusen falsamente.
En países como el nuestro donde el aparato judicial tiene serios problemas éticos; el despecho y el efecto Lucifer son pan de cada día en las denuncias de familia; no estaría mal que los jueces, fiscales y conciliadores asistan a talleres, como el nuestro, donde se enseñan técnicas para detectar estos indicios, ése sería el mejor filtro para las denuncias.
Fuentes de videos: www.youtube.com
Los 2 últimos videos son extractos de la investigación de Paul Ekman y el primer video es realizado por una universidad del extranjero. Significan sólo una muestra muy pequeña del estudio sobre la identificación de la mentira.
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