La conducta que emitimos diariamente es propia de un repertorio que nos identifica como hablantes dentro de una sociedad o comunidad verbal. Lo que emitimos, sea vocal o no, es producto de reforzadores que los oyentes o la comunidad permiten, actúan como controladores de la estimulación operante.
Esto es parte del estudio de la conducta verbal, que no soslaya la posición del organismo humano como eje del sistema de comunicación, sin embargo sí pone de manifiesto la importante y predominante labor del ambiente para el organismo. Define al nacimiento del lenguaje -tal como lo conocemos- como el producto de los cambios ambientales para el ser humano, y no por la evolución misma del organismo.
¿La comunicación es un proceso que escapa de la visión conductista?, ¿qué pasa con esos procesos mentales que no se pueden explicar?, ¿acaso la ciencia no puede explicar los hechos que son calificados como pensamientos?
Por el momento, existen algunas explicaciones que nos permiten hacer uso de instrumentos que identifican cuál es el sentido de la conducta verbal, reconocer qué es lo que quiere decir el hablante, cuándo lo dice o por qué lo dice; y ante quién o quiénes lo puede decir. Al igual que las situaciones, las intenciones, los deseos, etc.; lo que buscamos está en nuestra historia de refuerzos.
El estudio de la comunicación es fascinante, porque aborda y desestructura el proceso privado, como por ejemplo el uso de las emociones en la interrelación. Que por supuesto, éstas despiertan en cada oyente diferentes estímulos que pueden transforman una acción, a veces instintiva, en conducta.
Las respuestas del hablante que son controladas por operadores, sean simples o múltiples, no son más que intenciones o deseos productos del pensamiento, que no es previo sino estimulado por la situación, al menos así lo presenta Skinner. Sin embargo, aun quedan cosas pendientes en el estudio de la comunicación. Por eso, es muy necesario el consenso científico en la carrera.
Las respuestas del hablante que son controladas por operadores, sean simples o múltiples, no son más que intenciones o deseos productos del pensamiento, que no es previo sino estimulado por la situación, al menos así lo presenta Skinner. Sin embargo, aun quedan cosas pendientes en el estudio de la comunicación. Por eso, es muy necesario el consenso científico en la carrera.
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