La otra cara de la creatividad

Es muy común encontrar dentro de las cualidades exigidas por el mercado laboral a la creatividad. En mi país, es considerada como pieza fundamental de un concepto publicitario que representa a una de las más importantes marcas de bebidas gaseosas. Esto se debe al deseo por destacar su importancia (positiva) dentro de la idiosincrasia que, aparentemente, representa a nuestra cultura. Sin embargo, ¿se reconoce qué es lo que impulsa a la creatividad en el cerebro?

La Dra. Yaling Yang, de la Universidad de California, y su equipo analizaron los cerebros de algunos mentirosos patológicos en un estudio que demostró que existe un fuerte vínculo entre los altos niveles de creatividad y deshonestidad, esto sumado a las interpretaciones del doctor en Psicología Cognitiva y en Administración de Empresas, Dan Ariely. 

Esto se debe a que el cerebro de los mentirosos carece de un 14% menos de sustancia gris -conjunto de neuronas que constituyen el grueso del cerebro- en la corteza prefrontal (responsable de los pensamientos de orden superior, como la moral, razonamiento y pensamientos),  y de un aumento entre el 22% y 26% de sustancia blanca -cableado que conecta las células cerebrales- en la misma zona cerebral.
Lo cual significa que los "embusteros patológicos" cuentan con menos células cerebrales para abastecer la corteza prefrontal -sustancia gris-, lo que concluye en una menor capacidad para analizar moralmente los actos. Mientras que el alto porcentaje extra de sustancia blanca les permite establecer conexiones entre recuerdos e ideas diferentes con mayor facilidad y rapidez (la creatividad). "Los cerebros más conectados tienen más vías que explorar cuando se trata de interpretar y explicar acontecimientos discutibles y esto tal vez sea un elemento clave en la racionalización de nuestras acciones deshonestas". (Recomendable el libro: POR QUÉ MENTIMOS... EN ESPECIAL A NOSOTROS MISMOS - Dan Ariely).

Entonces, entre más creativos somos, más sencillo se nos hace crear historias que ayuden a justificar, mediante el razonamiento, nuestros actos egoístas. Esto trae al recuerdo los datos publicados por Paul Ekman que presentamos en la columna ¿Los niños más inteligentes mienten menos y hacen menos trampas?, donde se infiere que los niños más inteligentes tienen la capacidad de analizar más rápido el coste-beneficio de sus actos antes de hacer trampa en las evaluaciones. Pero, ¿entre más creativo sea uno, es más inteligente?

Dan Ariely se hizo la misma pregunta, mediante un experimento, donde sometió a un grupo de personas creativas a una serie de estímulos para medir su nivel de deshonestidad y coeficiente intelectual, demostró que la inteligencia no tiene relación con el alto nivel de creatividad. Una persona puede ser muy hábil en el engaño gracias a un alto nivel de creatividad, pero, a la vez, tener una inteligencia promedio.

Eso quiere decir que la inteligencia no fecunda a la creatividad o que la creatividad sea un índice de inteligencia. Esto es importante, porque revela que su correlación es un mito. También, se debe tener en cuenta que en la vida existen numerosas oportunidades para transgredir alguna norma moral, todo depende de cuán conscientes seamos de los efectos de nuestros actos y cuán capaces seamos de anteponer la razón antes los deseos. Es una tarea sumamente difícil pero no imposible. 

No es la intención atacar a la creatividad ni menospreciar su importancia para la solución de problemas, es más, se debe fomentar su desarrollo. Lo que no es recomendable, es sobrevalorar su presencia en el comportamiento, puesto que se corre el riesgo de alentar conductas contradictorias a la moral. 
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Mensaje de OVO

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