¿Qué es la compasión?

Dice Goleman que la palabra "curación" deriva de la antigua expresión inglesa "hal", que significa "completar" o "remediar". Entonces, el verdadero significado del término va más allá del simple hecho de poner fin a una determinada enfermedad, porque implica ayudar, también, a la persona a recuperar su bienestar emocional y su sensación de totalidad. Para "curar" los pacientes necesitan algo más que asistencia médica, también necesitan compasión, aún más que tecnología.

Para algunos médicos estas palabras de Goleman significan puras tonterías -dicho argumento no difiere de aquél que usan los machos para referirse al manifiesto de las emociones, como por ejemplo el llorar por parte de un hombre-. Demostrado científicamente, el cerebro reacciona de igual manera ante el dolor físico como ante una pérdida emocional, es decir, no se puede discriminar ni jerarquizar los estímulos, porque el principal órgano no sabe cómo hacerlo.

La compasión es la simple e innata conexión humana entre quién sufre y quién puede ayudar. Hay profesiones que se ven obligadas a trabajar con las experiencias de los pacientes o las personas, sin embargo, existen otras donde no se tiene, como fin principal, la interrelación. Por ejemplo, en el caso de los trabajos denominados como "de oficina", donde hay que trabajar con números, fórmulas u organizando cosas, uno puede preguntarse ¿Cabe la compasión? Claro que sí, siempre que haya un trabajador nuevo, que se sienta perdido durante sus primeros días de trabajo, va a existir una persona compasiva y empática que le oriente,  para que se sienta mejor en el ambiente. 
Sin embargo, esa reacción del trabajador compasivo no se da por orden del jefe, es más ni siquiera se entera de su acción, es una reacción natural que tienen muchas personas. De no darse este tipo de acciones (preocuparse por el sentir del trabajador, durante su desempeño desde su inicio) las personas enfermarían y padecerían de fatiga laboral, agotamiento emocional y frustración; el corolario, la renuncia. Por tal motivo, se realizan numerosas capacitaciones en las empresas acerca de la inteligencia social.

También hay que tener en cuenta la otra cara de la moneda, en las profesiones donde se trabaja diariamente escuchando problemas, el no saber "metabolizar" dichas experiencias, puede hacer que la persona que desea ayudar se fatigue, a eso se le denomina "fatiga de la compasión", es decir, verse desbordado por la angustia de la persona a la que se está tratando de ayudar. Por tal motivo, se debe entrenar a las personas encargadas de cumplir con dichas labores para que desarrollen una resiliencia emocional, ello consiste en entender la situación del otro e ir racionalizando el diálogo, para avanzar en la curación.

Parece simple, pero no lo es, por esta razón existen muchas personas que son incapaces de lidiar con las experiencias traumáticas de sus parejas, porque al sentir la ansiedad o angustia, simplemente dejan de escuchar. Dicen: "Mejor ya no me cuentes" o reaccionan peor de lo que reaccionan los propios protagonistas, empeorando las cosas y haciendo sentir mal a la persona. El desarrollo de la inteligencia, al lidiar con las relaciones sociales, es primordial para una sociedad empática.
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