Lo que acompaña a la comunicación

La complejidad del proceso comunicativo obliga a los estudiosos de la materia a plantear una serie de hipótesis que puedan explicar -teniendo en cuenta sus variables- de qué manera se logran interconectar y entender dos mentes que pertenecen a dos organismos subjetivos. Aparentemente, los seres humanos están relacionados por la coexistencia en un mundo que, por intermedio del lenguaje, se representa como una verdad. Sin dejar de lado la participación de los receptores aferentes que captan tanto al mundo externo como interno y que contribuyen, obviamente, con la construcción de dicha verdad. 

Al construir un mensaje, el ser humano ingresa en un proceso de significación y estética que le permite construir enunciados o proposiciones que se basan en un referente y pertenecen a un contexto, con la finalidad de que sean analizados y aceptados por un receptor. ¿Por qué razón interesa al emisor que su mensaje se acepte? Lo más probable es que sea por razones evolutivas, desde que el ser humano vive en sociedad, es muy importante para él comunicarse o darse a entender, ser "dueño de la verdad".

La complejidad de la comunicación humana no se basa sólo en un proceso de selección consciente de las unidades que componen las emisiones, sino en lo que se transmite de manera inconsciente, también. El mensaje no es emitido y recibido dentro de un mismo esquema lineal, viene acompañado de diversas manifestaciones que no se refieren al mensaje oral, exclusivamente. A ello se le llama metamensaje, que forma parte de la metacomunicación.  
Eliseo Verón, en su libro "Comunicación y neurosis", escribe lo siguiente: "La metacomunicación consiste en metamensajes referidos a algún aspecto de la comunicación misma. La metacomunicación es siempre comunicación acerca de la comunicación... Los metamensajes transmiten significados acerca del emisor, el receptor, el canal, el código o el  mensaje mismo (queda excluido el referente, puesto que, por definición, el mensaje acerca del referente corresponde al nivel de la comunicación y no de la metacomunicación)". Pág 102.

Entonces, cuando decimos que no importa lo que digas sino cómo lo digas, es en alusión al metamensaje. Una persona que decide emitir algo de manera formal, como un saludo, a alguien con quien acostumbra hacerlo de manera cordial, se puede sobrentender que ha ocurrido algo que tal vez le haya ofendido. O viceversa, tal vez se piensa que la discusión que alguien sostiene puede concluir en una pelea, sin embargo en la mitad de ella, uno de los participantes ofrece invitarle algo de comer o beber al interlocutor, lo cual se interpreta como un simple intercambio de opiniones divergentes, aparte de ser un coloquio altamente estimulante y positivo.

El cerebro humano, al estar dividido en estratos neuronales desarrollados en diferentes tiempos y a la vez interconectados, siempre está alerta ante los diversos estímulos externos que afecten la regulación homeostática, sin embargo, la capacidad intelectual para entender al mundo y evaluar las intenciones de los demás brinda la posibilidad de entender cuál es sentido que tienen algunas cosas que se pueden percibir. "El significado metacomunicado no se vincula con lo denotado, sino con la naturaleza de la relación entre los interactores, y deriva del carácter amistoso del mensaje, incluido en el curso de una secuencia cuyas características pueden distar de serlo", Eliseo Verón (pág. 103).

El consejo es que hay que poner mayor atención al contexto de emisión y a los componentes que acompañan el mensaje (tonos de voz, gestos faciales, corporales, intensidad, etc.) y no interpretar tan sólo su sentido literal.    
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Mensaje de OVO

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